
El estrés generado por la pandemia incrementa los casos de bruxismo en las consultas dentales
El miedo a contraer el COVID-19 o a que afecte a nuestro entorno, así como la situación social y económica que está provocando siguen siendo los principales motivos que han desatado un notable aumento de la ansiedad y el estrés entre la población. Esta complicada situación sanitaria también está dejando su rastro en las clínicas dentales, donde ya se registra un incremento de los casos de bruxismo.
Este trastorno se caracteriza por la alteración de los músculos mandibulares y de las estructuras adyacentes. El estrés es su principal causa, aunque hay que tener en cuenta otras patologías como una maloclusión, una asimetría esquelética, artritis o trastorno degenerativo e inflamatorio de las articulaciones temporomandibulares.
“La ansiedad y el estrés, provocados por el miedo al Covid-19 hacen que muchas personas aprieten y rechinen los dientes de forma inconsciente, lo que puede llegar a provocar daños importantes en su dentición”, explican desde el Colegio Oficial de Dentistas de León y el Consejo General de Dentistas de España.
Igualmente, los cambios en la rutina habitual con el fomento del teletrabajo pueden generar malas posturas que acaban afectando a la articulación temporomandibular (ATM) y ocasionar bruxismo. “Una mala postura durante el día puede provocar que apretemos los dientes mientras dormimos. Cuanto más relajado esté nuestro cuerpo, menos tensión tendremos en la mandíbula”, apuntan los expertos.
Para averiguar el origen y el grado de gravedad de esta patología, es recomendable acudir al dentista ante los primeros síntomas, que suelen ser dolor de cabeza y de cuello, molestias en los músculos de la cara, desgaste dental y chasquidos al abrir o cerrar la boca.
El tratamiento más común para abordar el bruxismo es el uso de una férula de descarga para dormir, con el objetivo de reposicionar los cóndilos y relajar los músculos de manera progresiva. Al mismo tiempo, disminuye la tendencia a apretar los dientes e impide que se desgasten. Los analgésicos y los antiinflamatorios también disminuyen las molestias típicas de esta patología. La cirugía solo se recomienda en casos extremos.
Asimismo, realizar ejercicios de corrección postural, seguir unos hábitos alimenticios saludables y practicar actividad física con frecuencia, ayudarán a reducir el estrés y evitar el bruxismo.